viernes, 6 de mayo de 2011

Claudieta Cabanyal- Ya no.

Ya no pueden lapidarme tus palabras.
Tengo un muro de orgullo y juicio
que recela mi cuerpo y mi coraza
me defiende firme de tus piedras
y me crece como alto en la montaña.

Ya no sangro ni amorato mis andadas
ni sollozo, ni sufro, ni padezco,
ni hieren las espinas de mi casa
ni huelen a muerte los jardines
que un día me tuvieron engañada.

Ya no soy la víctima callada
ni el objeto de tu ira encarnecida.
He visto mi libertad manifestada
en el espejo sol de la conciencia
que un día me entró por la ventana.
de la vida
de la vida
de la vida.

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